Una de cada tres grandes empresas peruanas tiene liderazgo sobre temas ESG en la alta dirección
Integrar los criterios ambientales, sociales y de gobernanza a la estrategia de las empresas continúa siendo el reto principal de los directorios.

REDACCIÓN CONTENTLAB
20 de abril, 2023
Sabemos que el compromiso de una empresa con el desarrollo sostenible del país se torna estratégico cuando es impulsado desde la alta dirección o directorio. Considerando esa perspectiva, ¿cuál es el nivel de madurez de la gestión de la sostenibilidad en las grandes empresas peruanas?
A pesar de que la mayoría de ellas reportan sobre criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), solo el 32% tiene un liderazgo sobre estos temas en la alta dirección, según el reciente estudio “Grandes pasos, pequeños cambios” de KPMG.
Algo similar evidencia el último análisis ESG publicado por la Superintendencia de Mercado de Valores (SMV): de las 117 empresas que indicaron al regulador tener una política ambiental, solo 70 confirmaron que dicha política ha sido aprobada por sus directorios.
Retos del directorio
¿Qué retos, entonces, enfrentan los directorios? “Hay una preocupación mayor por estos temas ESG, pero aquí, como en muchos temas, pasar de la preocupación a la acción es el reto más importante“, opina Marco Antonio Zaldivar, director independiente y asesor de empresas. Desde su experiencia, además, asevera: “El mayor reto que he visto es no saber cómo integrar la agenda ESG en la estrategia y en el día a día“.
La pandemia y posteriormente la coyuntura del país son variables que explican esta situación. Leonie Roca, directora independiente y presidenta de AFIN, reflexiona al respecto: “Cada vez se habla y trabaja más del tema en los directorios. Sin embargo, la inestabilidad social y política que vive el Perú hace que en muchos casos la mirada de los ejecutivos y directivos se concentre en el corto plazo, lo que no ayuda a darle continuidad a algunos esfuerzos que rinden frutos solo en el mediano plazo“.
En este contexto nacional, Zaldivar cree importante que se mantengan los avances en sostenibilidad, a pesar de la incertidumbre que viven los negocios, pues “en momentos como estos es que se diferencian las empresas que realmente ponen la agenda ESG en la estrategia“.
Para él, “es necesario trabajar con consultores que apoyen en dar los primeros pasos que ayuden a pasar a la acción y no quedarse en el enunciado”. Zaldivar precisa que este esfuerzo consiste en definir los factores ESG prioritarios para la empresa a través de un estudio de materialidad, el cual determinará la agenda ESG a trabajar en la organización.
“Hoy en día ya hablamos de una doble materialidad (incluso de triple materialidad), en la que analizamos factores financieros como no financieros. Y no solo levantamos las expectativas de los grupos de interés y cómo la empresa puede impactar a nivel social o ambiental en ellos, sino que, además, se analiza cómo el entorno puede afectar a la organización”, complementa Carolina Casis, especialista en sostenibilidad y reputación corporativa.
A su entender, la materialidad es un proceso que no inicia y termina en el campo de la sostenibilidad o en el cumplimiento de un reporte ESG. Si está bien ejecutada —profundiza Casis—, “sirve para potenciar ciertos puntos de nuestro producto o servicio, lo cual impactará finalmente en nuestro ROI y EBITDA”. En esa línea, “es útil a nivel de gestión en el C-Level para tomar decisiones incluso financieras”.
La clave: integrar ESG al ‘core’ del negocio
De lo que se trata es de integrar los criterios EG a la estrategia empresarial. “Cuando se discute en el directorio cuál es la estrategia empresarial, se tiene que discutir cómo esta conversa con los distintos grupos de interés (aspectos E y S del ESG) y cómo la organización posee una gobernanza adecuada que garantiza un buen proceso de toma de decisiones transparente y responsable —explica Roca—. Al ser parte de la estrategia, todas las áreas de la organización despliegan indicadores que luego son monitoreados por la gerencia general y en última instancia por el directorio”.
De lo contrario, Roca advierte que “se tendrán líneas de trabajo en temas ambientales, sociales y de gobernanza que no estén alineados con el negocio y, por lo tanto, su sostenibilidad en el tiempo e impacto para la empresa y sus distintos grupos de interés no estarán garantizados”.
Zaldivar está de acuerdo en ello: “Se perderá el esfuerzo, porque se sentirá que son actividades sin valor y no conectadas al negocio en sí. Aquí es importante el liderazgo del directorio para marcar los temas de la agenda e incorporarlos en cada decisión que se tome y estén dentro de los KPI y evaluaciones de las personas que trabajan en la empresa”. En otras palabras: si la agenda ESG está al margen del ‘core’ del negocio no pasará de buenos deseos.
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