PABLO PANIZO JANSANA
02 de noviembre de 2023

Adoptar la sostenibilidad como parte central de la operación de una empresa ha demostrado tener grandes beneficios en el corto y mediano plazo, por lo que implementar una estrategia ESG es una práctica cada vez más habitual en los negocios. Sin embargo, en el plano estrictamente ambiental, las motivaciones van mucho más allá de los réditos: el planeta necesita limitar su calentamiento y las acciones del sector privado son claves para lograrlo.

Dos de las formas más habituales en las que las empresas se comprometen con la sostenibilidad ambiental son los Science Based Targets (SBT) y el objetivo net zero. ¿En qué se diferencian? 

Los SBT “son metas establecidas por las empresas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en línea con los niveles recomendados por la ciencia para hacer frente al reto global del cambio climático”, explica Alicia Medina, subgerenta de Creación y Desarrollo de Libélula, consultora en sostenibilidad y cambio climático. Como explica la especialista, esta linea está trazada por el Acuerdo de París, que propone limitar el calentamiento global a 1.5 °C sobre el nivel preindustrial.

“En cambio, los objetivos net-zero se refieren a lograr un balance entre la cantidad de emisiones producidas y la cantidad eliminada de la atmósfera. En otras palabras, una empresa net zero no añadiría más carbono a la atmósfera de lo que elimina”, explica Medina.

Pero esa no es su única diferencia. Los SBT son definidos por la Science Based Targets Initiative (SBTi), una organización independiente que evalúa a la empresa y determina los objetivos que debe perseguir. En cambio, el objetivo de carbono neutralidad es determinado por la propia empresa, quien también define cuándo alcanzar la meta y a qué ritmo.

Un antídoto contra el greenwashing

Simular ser una empresa sostenible ambientalmente tiene nombre propio: greenwashing. Se trata de organizaciones que ejecutan acciones aisladas, temporales u oportunistas para pretender a ojos de sus stakeholders una identidad verde que no está realmente integrada al core de su negocio.

Con la adopción de objetivos SBT y el consecuente trabajo para alcanzarlos, el riesgo de hacer greenwashing disminuye considerablemente. “La validación independiente es un componente crucial que garantiza que las empresas realmente estén tomando medidas significativas hacia la sostenibilidad”, explica Medina.

A pesar de que la mayor parte de las empresas comprometidas con SBT tienen sede en Europa y Norteamérica, también es posible encontrar en nuestro país compañías que han optado voluntariamente por este desafío. Es el caso de la embotelladora Arca Continental. “Al formar parte de esta iniciativa estamos impulsando la competitividad de nuestra industria y promoviendo prácticas más sostenibles para construir una economía con menos emisiones de carbono”, sostiene Mariella Paredes, directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sostenibilidad de Arca Continental en Perú. Esta empresa es la socia embotelladora de Coca-Cola Perú, una compañía que, en línea con SBT, se ha propuesto reducir sus emisiones totales de carbono en un 25 % para el año 2030, tomando como punto de partida el año 2015. 

En el mismo camino se ha embarcado Promigas, que tiene como misión reducir en 50% su huella de carbono producto de sus emisiones directas e indirectas para 2028, intentando ser una empresa cero emisiones para 2040. Después de iniciar este año la puesta en marcha de la estrategia desarrollada en 2022, Promigas ya ha logrado abatir un 5% de su huella de carbono. La empresa ha organizado 22 iniciativas de descarbonización (12 de ellas actualmente en marcha) divididas en cuatro grupos de trabajo: eficiencia energética, integridad de activos, energía baja en carbono y gestión de contratos.