Amunas: una tecnología ancestral

para la seguridad hídrica

Sembrar y cosechar agua es vital para la sostenibilidad de este recurso. ¿Qué son las amunas, cómo funcionan y por qué es necesario que el sector privado contribuya a rehabilitarlas?

REDACCIÓN CONTENTLAB
27 de noviembre de 2023

Una solución efectiva al estrés hídrico en el Perú está en una innovación tecnológica heredada de las comunidades más antiguas del país: las amunas. Son infraestructuras hidráulicas ancestrales que han servido para aliviar la escasez de agua a los habitantes de la costa central, especialmente de Lima, que han sufrido este problema a lo largo de la historia.

Las amunas captan agua de lluvia durante las temporadas más húmedas y facilitan la infiltración de ese líquido desde el subsuelo hacia la cuenca durante la temporada seca. Son reservorios de agua que pasan por los procesos conocidos como la siembra y cosecha de agua. Esta técnica favorece a la agricultura y ganadería, así como al bienestar de las comunidades.

A través de la infiltración, el agua recogida por las amunas puede descender desde las alturas para llegar más allá de una comunidad, incluso hasta Lima, la segunda ciudad más grande del mundo ubicada en un desierto, donde cerca de 800 mil personas viven sin agua potable en sus hogares.

El Fondo de Agua para Lima y Callao (Aquafondo) calcula que en el Perú se pierde hasta el 65% del agua anualmente, y al 2030 se reducirá en 30% la disponibilidad y la oferta hídrica. A la vez, sus estudios de monitoreo hidrológico demuestran que, en promedio, un kilómetro de amuna aporta un poco más de 148 mil metros cúbicos de agua por año.

Los beneficios que obtenemos de las amunas son múltiples a nivel de ecosistema, paisaje, agricultura y ganadería. Esto porque las infiltraciones de agua que puedan darse en estos espacios afloran en los manantiales y ojos de agua ubicados en las partes más bajas”, explica David Macavilca Villa, coordinador técnico de Aquafondo.

Aliados por las amunas

Garantizar la continuidad de las amunas y contribuir a la seguridad hídrica del país es una razón más que suficiente (en realidad, vital) para que el sector privado participe como parte de su estrategia ESG (ambiental, social y de gobernanza). Es el caso de Coca-Cola, que junto a su aliado Aquafondo ha ejecutado un proyecto que consiste en la rehabilitación de 1.71 km de la amuna Horno-Marcahuasi, la cual infiltra al acuífero ubicado en la comunidad de San Pedro de Casta, en Huarochirí. 

El proyecto interviene en la cuenca del río Santa Eulalia, afluente del río Rímac. Coca-Cola estima que esta amuna contribuirá con más de 253 mil metros cúbicos al año de agua y fortalecerá la conservación del suelo, previniendo deslizamientos en épocas de lluvias. Para lograr este objetivo, los miembros de la comunidad de San Pedro de Casta han sido capacitados en el mantenimiento de las amunas y en la gestión integrada de los recursos hídricos. 

En Coca-Cola estamos convencidos de que la acción conjunta entre las entidades públicas, empresas y la sociedad civil es determinante en la creación de respuestas a los desafíos relacionados con el agua. Por lo tanto, asumimos nuestra responsabilidad compartida para ofrecer soluciones, apoyar e incentivar distintas iniciativas. Esto con el objetivo de aumentar la seguridad hídrica para las cuencas y las comunidades donde operamos”, destaca Verónica Bonifaz, directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sostenibilidad de Coca-Cola en Perú y Ecuador.

Además, detalla que la compañía se ha asociado con organizaciones locales y globales como Aquafondo, el Grupo de Recursos Hídricos del Banco Mundial, el CEO Water Mandate, Global Water Challenge, The Nature Conservancy y el World Wildlife Fund (WWF), así como gobiernos, comunidades y otras empresas, a fin de abogar por una buena gobernanza del agua y políticas inteligentes sobre el agua.

El proyecto para rehabilitar la amuna Horno-Marcahuasi forma parte de la estrategia de agua para el 2030 de Coca-Cola, que incluye lograr un uso regenerativo del 100% del agua en 175 instalaciones que enfrentan altos niveles de estrés hídrico, mejorar la salud de 60 cuencas críticas en relación con sus operaciones y cadena de suministro agrícola, y restituir un total de dos billones de litros de agua a la naturaleza y las comunidades en todo el mundo durante el período de 2021 – 2030.

Para ello, la compañía trabaja junto a sus socios para proporcionar acceso a un suministro estable de agua limpia para las personas y los ecosistemas en las áreas donde operan. “Si bien la protección de las cuencas hidrográficas ha sido un elemento fundamental de nuestro trabajo durante más de una década, nuestra nueva estrategia enfatiza aún más la mejora integral de la salud de las cuencas”, comenta Bonifaz, quien destaca la importancia de las cuencas para un uso sostenible del agua: “Las cuencas hidrográficas proveen agua para el consumo humano, la agricultura y la industria, ofrecen hábitats para plantas y animales, y brindan oportunidades para la recreación”.

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