Sector bancario: camino a incluir capital económico y regulatorio por riesgo económico

Reguladores evalúan nuevas disposiciones para incluir el riesgo climático en la estrategia del banco y no solo quedarse en la evaluación de nuevos clientes corporativos.

REDACCIÓN CONTENTLAB
16 de noviembre de 2023

Una mayor intensidad del deterioro climático o un desastre de este tipo puede desencadenar un impacto negativo en las entidades financieras y la sociedad donde operan, lo que se traduciría en importantes pérdidas económicas para los bancos. En el mundo, la potencial ocurrencia de esta situación ha llevado a los reguladores a evaluar nuevas disposiciones para incluir el riesgo climático en la estrategia de negocios de la banca.

Sobre la base de su experiencia en distintos bancos en el mundo, Franco Landra considera que primero es necesario precisar algunos términos: el riesgo climático —explica—, más que un riesgo per se, es un driver que exacerba los riesgos básicos de las entidades financieras, tales como el riesgo de crédito, el riesgo de mercado, el riesgo de operación, el riesgo de liquidez y, en el caso de los seguros, el riesgo de aseguramiento.

Es decir, si el riesgo climático se hace realidad, los bancos podrían registrar problemas por diferentes flancos, como un aumento de casos de impago de préstamos, una reducción del valor de los activos, una afectación en el supply chain de sus actividades diarias, una falta de liquidez debido a la pérdida de capacidad de pago de los clientes, entre otros.

Capital para el riesgo climático

Así como los bancos tienen en su estructura financiera un capital regulatorio y un capital económico para enfrentar cualquier riesgo, Landra comenta que la perspectiva apunta a que también tomen en cuenta la misma previsión para el riesgo climático. Los bancos centrales y reguladores globales están evaluando en estos momentos si los bancos en el futuro deberían añadir capital económico e, inclusive, capital regulatorio para prevenir o reaccionar en caso se materialicen los riesgos climáticos”. 

Esto es determinante  —amplía Landra—, porque a mayor capital reservado para el riesgo climático, menor oportunidad para otorgar créditos o desarrollar actividades de negocio. “Por lo que mucho más importante es demostrar un adecuado manejo de riesgo climático para tratar de omitir o no incluir capital innecesario de acuerdo con el perfil de riesgo de la institución”.

Landra añade que algunos bancos centrales en el mundo han requerido a los bancos que incluyan en su plan de recuperabilidad cuál es el impacto del riesgo climático y qué acciones gerenciales y ejecutivas se podrían implementar si este se materializa. También considerar si dicho riesgo podría impactar la posición de capital mínimo regulatorio de los bancos.

Regulación local

En el Perú, en cambio, todavía tenemos una regulación poco ambiciosa. En el 2015, se dio una resolución llamada n.o 1928-2015 que solo se circunscribe a la captación de nuevos clientes, principalmente corporativos; es decir, a evaluarlos si cumplen con los requisitos de riesgo socioambiental de la entidad financiera. Es más, el Programa de Inversión Responsable (PIR) ha advertido en un estudio que la norma solo aplica al 0,6% de los clientes y la metodología utilizada no permite distinguir el nivel de incorporación de riesgos climáticos.

“Esta regulación no es en sí una regulación que norme el principio y el fin de cómo una institución financiera en Perú debería manejar el riesgo climático”, opina Landra, tal como se aprecia en el video de su conferencia en el evento “Criterios ESG para las decisiones de inversión: tendencias globales y avances en el Perú”,  organizado por el Centro de Ética y Responsabilidad Social (CERS) de la Universidad del Pacífico con el apoyo de la carrera de Finanzas y la Escuela de Gestión Pública de la misma casa de estudios.

¿Qué deben hacer los bancos? Franco Landra, quien fue presentado en el evento como director regional de Auditoría de Riesgos para Asia-Pacífico de Citibank, pero habló a título personal, tiene una recomendación. Para él, es indispensable que exista una intención clara del Comité de Dirección y Gerencia para incluir el riesgo climático en la estrategia del banco, pues, entre otras medidas, debe “establecer un apetito de riesgo, que es la máxima pérdida aceptada”. Luego de este avance, corresponde establecer los criterios de manejo, control y reporte. “Si estos criterios no están definidos —advierte—, el riesgo climático no podría ser manejado correctamente”.

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