
LIT: EL LIDERAZGO
que transforma
La importancia de las habilidades blandas en el campo laboral es hoy una realidad evidente. Ya en 2013, la Association of American Colleges & Universities había revelado que un 93% de las grandes empresas estadounidenses consideraban como factores determinantes para el reclutamiento de profesionales el pensamiento crítico, la comunicación efectiva y la habilidad para resolver problemas complejos, incluso más que un MBA u otro postgrado.
En este campo se instala el liderazgo, una habilidad que, según las últimas tendencias e investigaciones, es una mezcla de actitud, iniciativa y resultados. Por ello, se considera que dentro de una organización cualquier persona es capaz de tomar decisiones que impactarán en el resto del equipo, para innovar, crecer, añadir valor o alcanzar logros. Después de varias décadas de definiciones, se ha concluido que el liderazgo es un tema más de emociones que de habilidades profesionales o conocimientos técnicos.
Sin embargo, este concepto ha ido variando a lo largo de la historia. O, mejor dicho, han cambiado las características de quienes lo ejercían:


omo escribió el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, todos conocen la historia de algún gerente altamente preparado e inteligente que fracasó, o la anécdota de un ejecutivo nada extraordinario que terminó convirtiéndose en el líder legendario de su empresa. Según los estudios de este gurú del ‘management’ moderno, la diferencia entre ambos ejemplos es lo que él denominó, en los años noventa, la “inteligencia emocional”, que se expresa a través de la capacidad para trabajar con otros, la efectividad para liderar el cambio o la destreza para adaptarse a nuevos entornos.
Hoy, cuando las habilidades técnicas se han convertido en ‘commodities’ entre gerentes que aspiran a posiciones de liderazgo, la iniciativa o la visión estratégica son requisitos fundamentales. En un contexto de cambios y transformaciones —donde la tecnología automatiza el empleo y vemos culturas corporativas más colaborativas y menos jerárquicas— las habilidades blandas han cobrado relevancia. “Te contratan por tus habilidades duras, pero te despiden por falta de habilidades blandas”, se escucha cada vez más en las escuelas de negocios, porque estas son aptitudes que determinan la capacidad de cada individuo para liderar en estos tiempos inciertos.

“En un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (lo que se conoce como ‘entorno VUCA’), el líder debe ser ágil y transformador. En ese contexto, sus habilidades blandas son más relevantes, porque la agilidad y la capacidad transformadora se definen por el potencial de cada individuo para controlar sus emociones y las de los demás”, explica Rachel Gabel, profesora e investigadora de Pacífico Business School (PBS). Tomando en cuenta estas necesidades, como parte de la currícula de las maestrías de Pacífico Business School se ha desarrollado el Programa LIT, basado en la Metodología LIT – Lidera, Impacta, Transforma. Este busca ir más allá de la formación intelectual de un profesional y explora su formación emocional, con el objetivo de ayudar al estudiante en su crecimiento personal y generar un impacto en sus organizaciones y en la sociedad.


El autoconocimiento nos ayudará a gestionarnos primero a nosotros mismos, para luego inspirar a otros con empatía, generosidad, compromiso y autenticidad. Precisamente por ello, a decir de Giuliana Leguía, directora de Pacífico Business School, un programa de liderazgo potente no solo debe enfocarse en el análisis teórico de conceptos, sino involucrar, incluso, las emociones generadas como consecuencia de enfrentar los diversos retos profesionales.
“En entornos nuevos, impredecibles y cambiantes, y posiciones y retos más desafiantes, necesitas competencias nuevas y distintas a las tradicionales”, explica Giuliana Leguía, directora de Pacífico Business School.


“El profesional debe ser capaz de adaptarse y crecer, para ayudar a sus equipos a desarrollarse”.


En este proceso de transformación personal, César Pera, profesor de Pacífico Business School y tutor de LIT, menciona las 4 dimensiones que atraviesa el participante del programa LIT.


“Un tutor LIT debe inspirar con su vida, mostrar sus fracasos y éxitos desde la honestidad”.


Bajo esa óptica, LIT se enfoca en la experiencia que el alumno está viviendo, incorporando sus retos laborales, convirtiendo su experiencia de vida en parte de la currícula. “El hecho de que LIT se desarrolle desde mis retos personales y profesionales me permitió desde el día uno potenciar las habilidades y competencias necesarias para lograr una mejor versión de mí mismo”, explica Jorge Linares, quien participó en el programa LIT a través del MBA de Pacífico Business School.

“Los profesores deben aportar vivencias en el salón, pero construir la clase sobre la experiencia de los alumnos”.
Esta visión coincide con el aporte de Henry Mintzberg, profesor de McGill’s Desautels Faculty of Management, profesor honorario de la Universidad del Pacífico, y gurú internacional en el estudio del liderazgo. “El liderazgo es una práctica, no es algo que se estudia. Si el tutor no ha liderado no lo va a poder enseñar en un salón. Se trata de incorporar managers con experiencia en el salón. Al mismo tiempo, para el alumno, no se trata de aprender de esas experiencias, sino de adquirir nuevos conocimientos desde su propia experiencia”. Este enfoque forma parte de la propuesta de las escuelas de negocio más innovadoras.
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